DÍA MUNDIAL DEL AGUA 2004
EL AGUA Y LOS DESASTRES
Mensaje del Secretario General de la
Organización Meteorológica Mundial
En los últimos decenios, los desastres causados por fenómenos
naturales han cobrado gran número de víctimas y causado considerables
pérdidas materiales, cada día más elevadas, afectando las vidas de
centenares de millones de personas en todo el mundo. Esos desastres
quebrantan las economías nacionales, agudizan la pobreza de los
estratos más vulnerables y representan grandes obstáculos para el
desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza. Para hacer frente a
esos trances es necesario que la gestión de los desastres y los riesgos
formen parte de un sistema integral de planificación del desarrollo,
fundamentado en una base de conocimientos más sólida, en el compromiso
de las autoridades responsables y en la participación, concienciación
y educación del público.
Desde tiempos inmemoriales, los asentamientos humanos y las
actividades económicas conexas se han desarrollado en torno a las masas
de agua. La presión del crecimiento demográfico y la concentración de
la población en los centros urbanos ha llevado a la aceleración del
proceso en los últimos decenios, razón por la cual la población está
cada día más expuesta a los peligros relacionados con las aguas. El
costo humano, económico y ambiental de esos desastres ha aumentado
considerablemente en los últimos cuarenta años. En la actualidad, las
tres cuartas partes de todos los desastres naturales tienen que ver con
las condiciones extremas del tiempo, el agua y el clima. El exceso o la
escasez de agua, o la calidad deficiente de la misma, incide
negativamente en las economías nacionales y en la salud de las
personas, lo que va aparejado de nefastas consecuencias a largo plazo
para el bienestar de la población.
El progreso de las ciencias meteorológicas e hidrológicas demuestra
que las medidas de preparación y mitigación permiten reducir los
efectos de los peligros naturales. Aunque no es posible evitarlos, la
sociedad puede reducir su vulnerabilidad y, por consiguiente, disminuir
los riesgos conexos evitando que se conviertan en desastres. Una
reorientación del método de gestión de desastres que suponga la
adopción de estrategias dinámicas de prevención representará una
gran contribución para reducir la vulnerabilidad de las comunidades a
ciclones, inundaciones, sequías y otros peligros similares. La
planificación con suficiente antelación con vistas a mitigar los
efectos desastrosos de los peligros permite a las autoridades
responsables reducir los efectos negativos a un menor costo. Las medidas
de preparación y mitigación desempeñan un papel decisivo para reducir
los efectos de los desastres.
Con todo, las medidas, de preparación y de mitigación deben estar
basadas en información sólida. Ello requiere aumentar la precisión de
los servicios de predicción y alerta temprana y contar con mayor tiempo
de previsión, así como disponer de información a largo plazo que
resulte útil para la evaluación de riesgos y para el diseño y
aplicación de medidas de mitigación, tanto estructurales como de otro
tipo. Debemos sacar el máximo partido del extenso y singular sistema de
observaciones in situ y satelitales de la OMM, de la red de centros de
predicción y alerta de la Organización, que dispone de algunas de las
más poderosas supercomputadoras, y del extenso sistema de
telecomunicaciones de la OMM que permite a todos los Servicios
Meteorológicos Nacionales intercambiar datos y productos y garantizar
la oportuna preparación y difusión de predicciones y alertas a corto,
mediano y largo plazo. Por otra parte, los estudios sistemáticos de los
fenómenos meteorológicos e hidrológicos y las observaciones
relacionadas con ciclones, tormentas de gran intensidad, inundaciones,
desprendimientos de tierras y flujos de lodo son elementos esenciales
para poder tener una clara comprensión de los mecanismos y las causas
de los peligros naturales, que permita reducir las posibilidades de que
se conviertan en desastres. Para poder estar preparados y tomar medidas
destinadas a hacer frente al riesgo planteado por los desastres es
necesario conocer los riesgos que entrañan, las opciones que permitan
mitigar los riesgos y los métodos para poner en práctica esas
opciones.
La alerta temprana de los desastres desempeña un papel de vital
importancia en todas las actividades humanas, por lo que debe combinarse
con una estrategia que permita reaccionar ante sus efectos adversos con
el fin de mitigarlos. La gestión de los desastres es una cuestión
técnica multidisciplinaria con dimensiones sociales, culturales y
ambientales. Por consiguiente, la elaboración de estrategias de
gestión de desastres no puede basarse solamente en datos técnicos y
requiere contar también con una sólida base de conocimientos sociales
y culturales.
El Día Mundial del Agua 2004, cuyo lema es "El agua y los
desastres" supone tanto un desafío como una oportunidad para todos
los que tenemos que ver con la gestión de desastres y en particular
para los expertos dedicados a la predicción de desastres naturales y la
preparación de alertas tempranas en los Servicios Meteorológicos
Nacionales y los Servicios Hidrológicos Nacionales. Aprovechemos esta
oportunidad para entrar en contacto con los diversos participantes a
través de los medios de difusión, las campañas de concienciación
pública y la interacción comunitaria. Saquemos partido de esta
oportunidad para desarrollar las estrategias de preparación y
respuesta, aumentar la comprensión de la predicción meteorológica e
hidrológica por parte de la población, y potenciar la capacidad de las
comunidades con el fin de que aprecien y comprendan de manera sencilla
las diversas facetas de la gestión de desastres. Aprovechando esta
oportunidad, quisiera instar a gobiernos, organizaciones
internacionales, organizaciones no gubernamentales, universidades,
medios de difusión y SMHN a que aúnen conocimientos y esfuerzos y a
que estén "informados y preparados" con el fin de
mitigar los efectos adversos de los peligros naturales y, en particular,
los relacionados con el agua, en pro del desarrollo sostenible de todas
las naciones.