MARN

Dirección General de Observatorio de Amenazas y Recursos Naturales


Servicio Nacional de Estudios Territoriales

Creación del Servicio Nacional de Estudios Territoriales de El Salvador

Los sismos del año 2001 ocurridos en El Salvador, constituyen un eslabón adicional que se suma a la cadena de eventos naturales y ambientales que han significado en términos de pérdidas y daños, un desgaste continuo de los esfuerzos de desarrollo y crecimiento que ha venido realizando El Salvador. Las decisiones y opciones en cuanto a la ocupación, asentamiento, formas de acceso, uso del capital, explotación de recursos y transformación del espacio geográfico, no han sido debidamente informados sobre los contextos de riesgo en los cuales se realizan, y mucho menos, de las implicaciones que esas decisiones conllevan en términos de la construcción social de condiciones inseguras -o de riesgo-.

Hasta el momento, el tema de los desastres se concebía como una cuestión inherente a las emergencias y a las acciones de preparativos y respuesta ante las calamidades, limitando de forma dramática la capacidad y responsabilidad que las instituciones públicas y privadas vinculadas al desarrollo y medio ambiente tienen en el problema del desastre como indicador de insostenibilidad.

Las pérdidas económicas directas asociadas con eventos destructivos en los últimos 20 años, han significado para El Salvador casi 4 mil millones de dólares para la economía nacional (con lo cual se pudo haber construido 33 mil escuelas básicas o 298 hospitales regionales, o unos 25 puertos como el de Cutuco) todo ello sin contabilizar las pérdidas indirectas, los costos que implica el déficit en la balanza de pagos, los incrementos en el gasto público y el aumento en el déficit fiscal, que luego debe sobreponerse con duras medidas de austeridad, además de los gastos directos de atención de las emergencias y el costo de oportunidad que significa invertir en reconstrucción a cambio de más desarrollo -entre otras cosas-.

Algunos de los efectos sociales significativos que resulta difícil medir en términos monetarios -y que de hecho ninguna metodología de medición de impacto de los desastres ha logrado hacer hasta ahora-, son la pérdida temporal o permanente del empleo, el ausentismo escolar forzado, los problemas de salud y costo de atención médica, la disminución en la productividad del trabajo y de la tierra, la migración, las alteraciones en el mercado inmobiliario, el impacto en las actividades productivas y comerciales informales, así como los efectos sobre el ambiente y en las economías o formas de vida locales, sumado a los efectos económicos que significan los conflictos políticos y la desarticulación de la base social local, entre otros problemas que fueron claramente tangibles luego del Huracán Mitch por Centroamérica y recientemente con los terremotos del 2001.

Claramente ningún país puede soportar ese continuo proceso de erosión de capitales y recursos para el desarrollo, y por tanto, tampoco se deberá tratar con indiferencia el contexto y los factores de riesgo que causan pérdidas y daños. Frente a la globalización y en el marco de las apuestas económicas, los contextos y factores de riesgo y desastres no manejados alcanzan un decisivo impacto sobre los grados de convivencia social, y ponen a prueba, la eficacia de los mecanismos democráticos de funcionamiento institucional y gobernabilidad, afectando a su vez las decisiones sobre la ubicación geográfica de la inversión de capital y la competitividad de los territorios y sus economías, decidiendo con ello las fortunas que los países y regiones obtienen en el marco de la economía social de mercado.

En el contexto Centroamericano, y particularmente en El Salvador, la globalización y el esfuerzo de inserción de nuestro país en el mundo de la modernidad, se expresará territorialmente en la consolidación de los llamados corredores logísticos y en la conformación de los clusters industriales y de servicios, incluyendo la propuesta del Plan Puebla Panamá y los TLC. Todo esto conlleva transformaciones territoriales que a la fecha no han sido dimensionadas en el contexto de riesgo de desastre donde se realizarán.

En el escenario descrito, el paso dado por el Gobierno de El Salvador con la creación del Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET) en la línea de reforzar la seguridad del desarrollo social y económico que la sociedad salvadoreña viene realizando, constituye un esfuerzo sin precedentes en su tipo.

El SNET tiene como objeto contribuir a la prevención y reducción del riesgo de desastre, así como promover y facilitar el diseño y la implementación de políticas, estrategias, programas y proyectos que favorezcan y estimulen la concreción de las intervenciones que las organizaciones, instituciones y colectividades nacionales públicas y privadas realicen en función del desarrollo, y en el cual, la reducción y control de riesgo constituyan actividades transversales e integradoras de los diferentes procesos que tienen por objetivo garantizar que las iniciativas económicas y sociales de desarrollo impulsados en la sociedad, se den en las condiciones permisibles de seguridad y que las acciones de respuesta ante un desastre, promuevan el mismo desarrollo transformando en lo posible las causas que le dieron origen.

En ese sentido, los atributos y propiedades físico-geográficas, económicas, sociales y culturales sobre los cuales se toman las decisiones políticas y económicas referidas al desarrollo y que significan cambios en los procesos de ocupación, uso y transformación de los conjuntos territoriales que conforman el país, constituye el objeto esencial de valoración que el SNET toma para referenciar las decisiones políticas y económicas de escala nacional y sectorial, así como los comportamientos y actitudes territoriales, socio-económicos y culturales de la población y las instituciones frente a los factores, fenómenos y procesos de la naturaleza y el medio ambiente, con el objeto de que las distintas apuestas de desarrollo se realicen en condiciones de seguridad aceptables y que los grados de riesgos asumidos no impliquen un balance negativo respecto a las apuestas de desarrollo.

La forma mediante la cual el SNET persigue este grupo de propósitos, puede enumerarse de la siguiente manera:

1. La realización de estudios y el monitoreo de los fenómenos y procesos de la naturaleza, el medio ambiente y la sociedad, que tengan relación directa e indirecta con la dinámica territorial y la probabilidad de que se concreten pérdidas y daños económicos, sociales y ambientales.
2. Brindar las referencias territoriales en cuanto a las amenazas, vulnerabilidades, capacidades y oportunidades, a fin de mejorar la toma de decisiones territoriales para el desarrollo sostenible y la seguridad humana.
3. La puesta en marcha de un mecanismo consultivo externo como "dispositivo" para que los grupos de actores sociales, tracen las grandes líneas de demanda de productos que esperan del SNET en el marco de las competencias institucionales.
4. El trabajo coordinado a través de Comités Técnicos conformados con la participación de aquellos actores que producen información en el campo del riesgo, los desastres y la seguridad humana, con el fin de aglutinar a la comunidad científica nacional relacionada con los campos de acción del SNET -Universidades, gremios de profesionales, ONG´s y OG´s -.
5. La conformación (una vez cada dos años) de un comité técnico evaluador externo, constituido por profesionales de alto nivel internacional, encargado de evaluar la calidad de los procesos y productos del SNET.

Para ello, el SNET se ha concebido como una entidad desconcentrada administrativa y financieramente, con un grado importante de autonomía técnica y adscrita al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en cuyo esfuerzo organizativo se integran las áreas de geología, hidrología, meteorología y gestión de riesgos, apoyadas por un sistema información para la referencia territorial y una administración.

La vida, continuidad y reconocimiento social del SNET, esta íntimamente ligado con el desarrollo de una fuerte y continua ligazón con los problemas y necesidades de la sociedad salvadoreña respecto del riesgo y los desastres, y donde lo realmente importante de la acción de producir información, tiene relación con los mecanismos de vínculo social que sean desarrollados para que la misma se transforme en conocimientos y como tal, sean incorporados al proceso de toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica y ambiental.

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